sábado, 23 de diciembre de 2017

"El tío que combate y lanza conjuros"

Hace algunas semanas, tras una de las sesiones de juego de Classic Fantasy, en la charla postpartida, uno de los jugadores comentó que la de Bardo es una clase de personaje que nunca le había gustado particularmente. Los comentarios típicos; los bardos son unos personajes más bien sosos, el mejor quinto personaje en un grupo de cuatro, y cosas de ese tipo. Ideas bastante extendidas, hasta donde sé.

Mencioné entonces que a mí sí me gusta. Particularmente, me gusta mucho el concepto que representa.

-¿A qué concepto te refieres? Es el tío que lucha con armas y lanza conjuros-.
-No me refiero a eso -repliqué-.
-Pues si no se trata de eso, no sé a qué te puedes referir-.

No supe que responder a eso. La verdad es que, aunque yo estaba tratando de expresar con palabras lo que quería decir, éstas no me salían. Porque lo único que me venía a la cabeza en esos momentos era una ilustración de Robin Wood que adornaba la parte superior del suplemento en caja Tiempo del Dragón, para Dragonlance. Que me parece un excelente resumen de lo que encuentro interesante de esta clase de personaje.

Le he ido dando algunas vueltas desde entonces a este tema. El bardo, impopular como es, me gusta como personaje no por su supuesta versatilidad en el combate y la magia, sino por sus habilidades artísticas. Se trata de alguien capaz de, gracias a su habilidad musical, literalmente capaz de conmover, enervar, avergonzar o imbuir cualquier otra emoción que desee en su audiencia. Como en la ilustración Music Lover, es capaz de tranquilizar a un dragón valiéndose sólo de su arpa.

De forma parecida a como el Bárbaro está conformado según la Espada y Brujería, el Bardo representa un tipo de fantasía diferente, en la que el héroe no tiene por qué abrirse necesariamente un sangriento camino entre sus enemigos con sus armas, sino que su valor, su astucia y su talento son las herramientas con las que desafía los peligros que se le presentan. Orfeo descendiendo al Hades para buscar a su amada, o protegiendo a sus compañeros argonautas de la tentadora canción de las sirenas. Una fantasía con una menor dosis de violencia, y con más lirismo, quizá. Mayor sentido de la maravilla.

¿Es posible que el rechazo a esta clase de personaje venga motivado a su escasa adaptación a los subgéneros de fantasía en los que se suele mover D&D? Igual que un PJ cortado según el patrón de Conan no encajaría bien en una ambientación del estilo de la Terramar de Ursula K. Le Guín,  las ideas que probablemente motivaron la incorporación del Bardo como clase de personaje suelen estar fuera de lugar en muchas campañas y ambientaciones.

Por supuesto, esto se aplica a otras clases. El caballero, el paladín, el monje... Todas esos personajes responden a un género, o al menos a unas fuentes tan concretas, que a veces sus conceptos son contradictorios. Supongo que, al final, el interés del grupo de juego reacciona mejor frente a algunos de estos elemento que con el resto. Y así, algunos personajes quedan un tanto fuera de lugar.

Así que pienso que me gusta el concepto que representa el Bardo porque también me gusta ver incluidos, de vez en cuando, los tropos de fantasía que suelen acompañar a este tipo de personaje en los mitos y la literatura que han servido como fuente para tantos y tantos juegos. Algo que va mucho más allá de las cuestiones mecánicas que determinan el poder y el equilibrio entre clases.

8 comentarios:

  1. El bardo, ese gran incomprendido.
    Sin duda su problema radica en la visión que se tiene de él y como se plasma en la mayoría de juegos (rol, mesa y videoconsola). No hay que olvidar que el bardo histórico no era más que una figura que deambulaba por la región memorizando historias que luego contaba o cantaba. Vamos, la wikipedia con patas.
    Por mi parte, siempre le he visto más como el galán y pícaro trovador que tiene los suficientes redaños para viajar solo, armado de su carisma y sus conocientos que de ese medio mago, medio guerrero. Aunque el primero difícilmente tiene cabida en la alta fantasía de dragones, bolas de fuego y espadas +2.

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    1. El aedo heleno, el bardo celta, el skald escandinavo, el juglar plebeyo o el trovador de la nobleza... son muchas las fuentes. Diría que el bardo por defecto en D&D es como el que describes, cercano al juglar, que hace gala de astucia y sobre todo, de mucha labia.

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  2. Pues sí, creo que tu jugador no ha pillado en absoluto el concepto del bardo.

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    1. Yo diría más bien que no compartimos las mismas ideas. Conoce muy bien D&D en sus ediciones tercera y quinta, así como Pathfinder. Y en el diseño de esos juegos el aspecto mecánico es predominante. Comprender una clase de personaje significa ser consciente de sus capacidades y limitaciones. De cuánto partido se le puede extraer. En ese sentido se le da muy bien.

      Por mi parte, soy un completo inepto en ese aspecto, incapaz de establecer esas relaciones que forman los "combos" o de deducir las consecuencias de determinadas reglas o capacidades.

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  3. Tal Goscinny y Uderzo tengan un poco la culpa del por qué la gente tiene manía a los bardos... je je...
    Creo que el particular con el bardo es que hay mucha gente que imaginarse a un personaje cantando en un entorno de este tipo le dan ligeros espasmos, porque ve una escena de un musical. Recuerdo que cuando vi la primera parte de la adaptación de El Hobbit y se pusieron a cantar la canción de las "Misty Mountains" particularmente me encantó porque las canciones en el libro son muy importantes, y me pareció valiente, original y efectivo incluirla en la adaptación. Pero dos de los amigos con los que iban no disimularon su disgusto/sorpresa/risa floja. No habían leído ninguno de los libros, y algo así no les encajaba en su idea de la fantasía (más de Peter Jackson y videojuegos).
    Pero yo creo también el problema reside en que a mucha gente el arquetipo que tienen las clases más prototípicas del escuela de D&D lo consideran algo bello, perfecto y sagrado, y aquellas más avanzadas que plantean elementos mixtos (un PJ con rasgos de ladrón, mago y hasta de guerrero como el bardo), le produce esa sensación de no encajar. A ese mismo tipo de jugador no le gusta por ejemplo esas clases mixtas tan geniales y jugosas que hay Rolemaster, o incluso cuando juegas a un sistema d100 donde dices "aquí no hay clases, un guerrero puede tener una habilidad de magia perfectamente, abrir cerraduras, o lo que quiera", siempre alguien que te diga "no, quiero un guerrero-guerrero, o un ladrón-ladrón".
    Gente con clase, vamos, je je...
    Feliz Yule a todos.

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    1. Sí, seguro qe Asurancetúrix es nombrado en casi cada mesa en la que haya un PJ bardo. Por lo menos, en la que juego actualmente ocurre eso :).

      Sí, entiendo que haya quien pueda considerar algo ridículo a un personaje que le da por arreglar cosas cantando o tocando el laúd. Como en la película The Gamers 2: Dorkness Rising, en el momento en que le piden al bárbaro que les ayude en el oombate, y él responde: "¡Eso estoy haciendo!" mientras toca alegremente su instrumento musical.
      Pero a mí me ocurre lo mismo que mencionas tú. Mi fantasía es sobre todo literaria, no cinematográfica ni mucho menos de videojuegos. Así que esas cosas no me chirrían tanto.

      Sobre el último punto, no sabría decirte. He leído a muchos grognardos haciendo afirmaciones como las que mencionas, pero también a muchos aficionados a ediciones posteriores que adoran este tipo de clases, no por el concepto que puedan representar, sino por el espectro de opciones que disponen, y la forma de "combar" sus talentos con otros poderes en un alarde de habilidad para el Min/Max.

      Afortunadamente, en mi grupo actual no hay problemas de ese tipo, en ninguno de los dos sentidos.

      Feliz nacimiento de Mitra.

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  4. el problema de estos juegos es que el bardo es una mecanica de juego que ni pega bien , ni hace bien magia. solo un poco de cada, quedando un poco relegado.

    pero el estilo... ¿que tiene mas estilo que un bardo?

    otro problema es encasillarlo en el trobador, cuando hay muchos singermornigs distintos.

    pero claro, canta, toca un instrumento; utiliza su alto carisma e ingenio, junto con un poco de magia, para salir bien parado de las situaciones.

    simplemente la mecanica no lo contempla o lo hace de una forma que lo relega por detras de otros personajes puros.

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    1. En eso, creo que tiene mucho peso la edición de la que estemos hablando. Por lo que tengo visto, en algunas el Bardo es un cero a la izquierda, mientras que en otras es una clase muy potente. También tiene que ver el rango de niveles en los que se esté moviendo la campaña.

      En cuanto a que la mecánica es una cosa y el concepto de este tipo de personaje es otra, eso es más o menos lo que vengo a decir con la entrada. Hay quien le da mucha consideración a qué puede hacer, otros preferimos la idea que representa. Eso es todo.

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